JOSÉ PEDRO LANDAVERDE
LEONARDO KOURCHENKO
Hace 20 años, México era un país distinto, de una democracia
incipiente pasó a ser un país en el que
el ejercicio del voto ciudadano se ha convertido en un instrumento que permite al ciudadano exigir la rendición
de cuentas. Pasamos de ser un país cerrado al comercio internacional a uno
abierto e inmerso en el mundo de la globalización, la tecnología ha
transformado nuestra vida cotidiana y el acceso a la información ha modificado
nuestra percepción y comunicación con el resto del mundo.
Estos cambios han tenido como consecuencia que un estudiante
en el año 2011 sea distinto a uno de
hace 20 años. Hoy un egresado compite en el mercado laboral con sus pares
mexicanos como antes, pero ahora, adicionalmente compite por oportunidades en
un entorno globalizado con otros pero al otro lado del mundo. Los jóvenes se
comunican con la misma facilidad con alguien a un metro de distancia que con
alguien que se encuentra a miles de kilómetros con la disponibilidad del
internet y el correo electrónico, los jóvenes de ahora tienen mayor acceso a la
información que generaciones anteriores.
Sin embargo, estos cambios no se dieron a la par de la
transformación del sistema educativo, el cual se quedó en el último cuarto del
siglo pasado. Por años el país educó a jóvenes que no adquirían la preparación
que requiere el sector productivo, acostumbrados a memorizar y no a pensar en
un mundo que requiere del uso de la tecnología y una actitud analítica y crítica para procesar
el cúmulo de información al que están expuestos o para interactuar en un mundo
de diversidad.
El siglo XXI demanda jóvenes del siglo XXI. Un elemento para
lograr este cambio, es contar con maestros del siglo XXI. La única manera de detonar esta transformación, es con un gran
esfuerzo por renovar sus prácticas, enfoques, comportamiento y aproximaciones a
su quehacer diario. El lograr un cambio de este tipo es un desafío,
especialmente si se quiere introducir a los docentes a este complejo proceso de
transformación, para el que generalmente no cuentan con orientación ni guía. Se
exige grandes adaptaciones y esfuerzos a los docentes, pero no se les da las
herramientas para hacerlo viable.
Sabemos que no es posible lograr una mayor prosperidad sin
educación, también es cierto que no es posible lograr una mejor calidad
educativa sin mejores maestros. Pero también sabemos que actualmente, México no
les ha ofrecido a sus docentes los medios para transformar su práctica y
convertirse en los mayores impulsores
del cambio.
Los países se edifican desde la escuela. Los sistemas se
integran con personas reales que recibieron una educación y una formación en
valores. Este es nuestro momento para asumir con entereza esa gran
responsabilidad y hacerlo, de forma sistemática metodológica, por los
siguientes 20 o 25 años. Sólo entonces, podremos ver con claridad los
resultados.
BIBLIOGRAFÍA
Courchenko, L. y Landaverde, J. P. (2011) El Desafío Del
Maestro En El Siglo XXI. México, Imu Ediciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario